El sentimiento de placer recorre mis venas como adrenalina y que, si por mí fuera, desearía que nunca secara.
Recorre mis venas como adrenalina, después de penetrar la afilada hoja en la carne fresca, momentos antes de que la sangre comenzara a brotar de la herida y empezara a serpentear hacia el suelo, sobre el pecho desnudo de aquel hombre.
El seco golpe del cuerpo sin vida del hombre contra el suelo de madera gastada y crujiente dio por finalizada el sabor de aquel placer que circulaba en mis venas.
Respiro profundamente y noto que mi cuerpo está relajado y satisfecho.
Miro el reloj plateado de metal encima de la repisa oscura.
21:30
Me inclino hacia el suelo hasta que tengo las rodillas totalmente flexionadas.
Contemplo el inerte e inútil cuerpo sin vida del viejo Juan.
El cuerpo se enfría a cada minuto que pasa, a cada leve sonido metálico del reloj <<”Tic tac”>> que aleja, en el pasado y en el olvido, la hora de la muerte de Juan y el antiguo deseo de lo deseado.
Me levanto y a paso lento y relajado y con una sensación de haber realizado mi propósito me marcho hacia donde el viento me lleve.
Se aleja por las estrechas calles de la ciudad. Se adentra en la oscuridad de la ciudad en noche cerrada en busca de su nuevo vicio. Quien sabe, podrías ser tú.
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